Buenas y felices tardes,
Nuevamente vine por este siglo a recoger unas
almas y decidí pasar a visitarlos por unos momentos. En nuestra colaboración
anterior el sommelier ALEXGuerra y yo les invitamos a conocer mi casa, la abadía
de Weltenburg. ABADÍA DE WELTENBURG
En esta ocasión nos trasladaremos al viejo
continente para visitar a mis hermanos de la Orden de los Cistercienses, una
orden contemplativa católica cuya hambre de libertad los ha llevado a gestionar
sus monasterios de forma totalmente independiente. De tal manera que mis
hermanos, los monjes belgas de la Orden de los Cistercienses de la
Estricta Observancia, han tomado muchos oficios; entre ellos la elaboración de
cervezas altamente codiciadas.
Por cierto, uno de esos brebajes encantadores
ocupa una parte de mi corazón, y si me lo permiten, les platicaré un poco de
él, su nombre; trippel.
Un poco de historia:
Allá por el 1934 tras los enormes muros de
Brouwerij der Trappisten van Westmalle fue desarrollado uno de los estilos más
esquicitos: el Trippel.
De colores dorados y delicadas burbujas iluminadas
por destellos ocres y una turbia belleza, las tripel se destacan por sus perfumes y sabores de
frutos secos, manzana, pera, cítricos, banano, especias de clavo de olor o
pimienta. También su alto contenido de alcohol (7 a 10 por ciento por volumen),
denso cuerpo y un final largo y seco, son características importantes del
estilo.
No todas las cervezas de abadía son auténticas trapenses:
Las auténticas cervezas tripel forman parte de
una serie de productos muy selectos llamados: “Authentic Trappist Product”. Es trascendental saber que de los muchos miles de cervezas producidas en
todo el mundo, solo 12 pueden usar el nombre de "trapenses". Seis de
ellas se elaboran en Bélgica (Achel, Chimay, Orval, Rochefort, Westvleteren y
Westmalle). Las restantes se dividen entre Holanda (La Trappe y Zundert), Austria
(Engelszell), Italia (Tre Fontane), Estados Unidos (Spencer) y Reino Unido (Mount Saint Bernard).
Pero, ¿esto de què depende? Si queremos ostentar el
sello de “Authentic Trappist Product” necesitamos seguir estrictamente estos tres criterios.
1. La cerveza debe ser elaborada tras los
muros vigilantes de un monasterio trapense por mis hermanos, los monjes.
2. La cervecería debe ser de importancia
secundaria dentro del monasterio, y ésta debe ser testigo de las prácticas propias
de una forma de vida monástica.
3. La cervecería no debe ser una empresa
rentable. El ingreso sólo deberá cubrir los
gastos de sustento de los monjes y el mantenimiento de los edificios y
terrenos. Todo lo que queda se donará a la caridad para el trabajo social y
para ayudar a las personas necesitadas.
El valle de oro:
Una de las casas que aún albergan este elixir es
la Abadía de
Orval, un monasterio de 885 años de antigüedad ubicado en un hermoso
valle en la cordillera de las Ardenas en Bélgica. Por cierto, yo también viví
allí; Todavía puedo recordar… mis hermanos calabreses y yo Construimos nuestra
abadía muy cerca del manantial, lugar perfecto para tener una fuente de agua propia.
Enmarcado por espesos bosques y delineado por
el río Semois, el monasterio de Orval es el terreno perfecto para una vida de
soledad, oración y preparación. Incluso Hace algunos años hospedé a mi tocayo Miguel de Nostradamus, a los Templarios y a Luis XVI.
Desafortunadamente, el huracán de la
Revolución Francesa llegó y los aires de libertad también destruyeron muchas de
nuestras abadías trapenses. Sin embargo, a través de mucho esfuerzo y
dedicación pudimos reconstruir algunas de ellas. Orval forma parte de éstas.
Responsabilidad y amor:
Si bien, No todas las cervezas trapenses siguen
las mismas recetas, todas tienen una cosa más en común: una tradición de bondad, confianza,
hospitalidad y amor por el trabajo bien hecho.
Así pues, como podrás darte cuenta, nuestras
cervezas de abadía no son productos extravagantes caprichosos, sino la base de
una actividad económica que permite una vida de búsqueda espiritual y de
solidaridad. Por eso, debes disfrutarlas con cariño y responsabilidad.
Adicional, los enormes y gruesos muros de
nuestras abadías no sólo son testigos de la elaboración de nuestra genial cerveza; también producimos quesos, chocolates, miel, pan y mermeladas.
Te invito a seguir conociendo de ésta maravillosa bebida, mientras mi
amigo el Sommelier Alex y yo intercambiamos un rico pan de muerto por una
deliciosa cervecita trapense y rezamos un poco.
¡SALUD!
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