miércoles, 29 de agosto de 2018

Armonía de sabores, celebraciones y esencias…


Maridaje, armonización, acompañamiento… miles las formas de mensionar el fabuloso sincretismo entre lo sólido y lo líquido, pero sólo un efecto: placer.
¿Magia? ¿Ciencia? ¿Hermetismo? O... ¿Superchería?
¿Qué significa este concepto aparentemente tan asombroso y tan utilizado en la actualidad?

Se cuenta: La armonía no es más que la unidad orgánica de una multiplicidad de aromas y sabores, es decir; Hay sintonía de esencias cuando vino y pan no producen caos, sino que confluyen en un mismo efecto o combinación feliz.

Dicen los iniciados; una buena armonización no se puede definir sino como el orden viviente y articulado de la realidad sensible y la racionalidad inmanente de la naturaleza pues es aquí donde el alma se deleita en la belleza porque la estructura del objeto es dada a su propio equilibrio. Es como la música, una nota debe acompañar rítmicamente a otra y así sucesivamente hasta completar un compás. La sinfonía del vino y el alimento precisa una relación casi perfecta entre ambos. Para tarea tan complicada se requieren dos artífices: cocinero y sommelier, laudistas encargados del enamoramiento entre platillo y bebida.

La comunión entre lo sólido y el líquido embriagador, e incluso la operación de una sustancia sobre otra, no consiste más que en la perfecta concordancia mutua, establecida expresamente por el orden de los elementos, en virtud del cual cada uno de ellos, siguiendo sus propias leyes, se encuentra en aquello que exigen los otros; y las operaciones de cada uno siguen o acompañan así la operación o el cambio del otro. Es un efecto en cadena, algo similar a encontrar el ritmo adecuado para siempre poder bailar una pieza más.

¿Alquimia? ¿Filosofía? Ninguna de ellas aunque a veces lo parece. Una buena combinación no es cosa fácil; si se logra; el éxito escandaloso. Si se fracasa: el mediocre destierro.

Te invitamos a experimentar con nosotros: Armonizamos sólo para ti compañía, celebraciones, pan y vino.

Pregunta por nuestras catas privadas:
5543464452.

miércoles, 22 de agosto de 2018

El vino de marfil

Nuestro barco la botella,
el mar; el vino,
 Como vela; la etiqueta,
el mapa; nuestra esencia.


El origen:
En 1652 el holandés Jan Van Riebeeck llegó a los confines del mundo conocido por el occidente. Con apenas cinco pequeños barcos y un centenar de marinos a su cargo levantó un precario fuerte de barro en las costas del extremo sur del continente africano para fundar Ciudad Del Cabo. A partir de este momento la antigua historia de la desigualdad y la esclavitud iniciaría a trazar sus pinceladas en este continente, pero, también; cierto es que una copa en los relatos del vino comenzaría a llenarse… después, después vendrían siglos de desasociego, opresión, tristeza y desolación hasta la llegada del inolvidable león de la igualdad: Nelson Mandela.
Las primeras gotas:
Es importante señalar que Sudáfrica es el país productor de vino más antiguo fuera de Europa. Si bien, los holandeses plantaron las primeras vides en el siglo XVII, la tradición vitivinícola se perfeccionará  tras la persecución del protestantismo por el rey Sol y la posterior salida de los hugonotes franceses y su llegada al continente africano en 1688.

Un rápido recorrido:
La mayoría de sus vinos vienen del Cabo de la Buena Esperanza, en particular los distritos de Franschhoek, Paarl, Robertson, Stellenbosch y Constantia. También, no hace mucho tiempo se estrenó en la lista de popularidad la región de Durbanville. El recorrido por los viñedos sudafricanos es vasto, a penas mencionar sus 18 rutas del vino, destacando entre ellas la más larga del mundo: Ruta 62, ésta serpentea por varias ciudades características como Oudtshoorn, Langkloof, Barrydale, Montagu, Ashton, Robertson y Ceres. En pocas palabras, nos lleva desde el Cabo Occidental hasta Cabo Oriental.

¿Qué probar?
Sobre las uvas podemos mencionar El Chenin Blanc, conocido en Sudáfrica como Steen, la cual ha sido plantada con gran éxito en los últimos años; Y por su puesto, la uva estelar es la Pinotage, una cruza entre el Pinot Noir y Cinsault que sólo se encuentra en Sudáfrica.
Entre los mejores productores podemos hallar a Charles Beck, De Tour y Villiera, pero ninguno como el grandioso Roodeberg de KWV, un excepcional tinto de gran cuerpo, equilibrado sabor y carácter complejo; especias, bosque tropical y frutos negros maduros, acompañante ideal de cualquier carne de caza, amistad o amor.

Con sus antiquísimos suelos, Sudáfrica es considerada la cuna de la humanidad. Las imponentes  Cadenas Montañosas del Cabo ofrecen al espectador una postal inigualable, llenando la vista con un paisaje hermoso, salvaje, y casi inhóspito enmarcando una de las más hermosas regiones vitivinícolas del mundo. Los viñedos parecen descansar plácidamente sobre los fondos de los valles y sobre las laderas, los cuales van delineando sutilmente las hileras de parras que han de subir hasta lo más alto de las montañas. Sin embargo, Esta bella imagen poética comienza a contrastar con el horizonte ya cercano donde la gran crisis del agua pronostica años venideros complejos para la industria, y aún más difíciles para su población.

Disfruta cada uno de los vinos sudafricanos y promueve el consumo responsable. Recuerda, todo nos afecta más temprano que tarde.

Sommelier ALEXGuerra.

sábado, 11 de agosto de 2018

MEXCALLI: LA GÉNESIS DEL MAGUEY.

Diferentes culturas le han dado distintos nombres a la planta mágica del agave: metl, mecetl (náhuatl), uadá (otomí), doba (zapoteco) y akamba (purépecha). Los españoles fueron los primeros en usar la palabra caribeña maguey para nombrarla, y siglos después Lineo la rebautizaría como agave. Sin embargo, te invitamos a nombrarla como maguey. Es nuestro maguey el cual se ha formado en la Tierra después de 11 millones de años y del cual en México tenemos 150 de las 200 especies que existen en el mundo.

En este primer artículo nos referiremos al mezcal como al elixir extraído del espíritu del maguey. Dicha consideración es porque varias culturas mesoamericanas también usan la palabra “mezcal” para referirse a la planta del maguey.


METAMORFOSIS

La historia de su transformación inicia cuando al maguey maduro se le extrae el corazón para ser cosido lenta y pacientemente en hornos cónicos enterrados en la tierra y previamente calentados con piedras de río. De esta manera es como el sabor ahumado tan característico comenzará a impregnar su esencia. Aquí descansará cálidamente durante 3 o 4 días. Posteriormente la fuerza del hombre triturará y extraerá la pulpa de las piñas, dejando todo listo para la fermentación en tinas de madera. Después de 8 días aproximadamente se obtendrá el tepache el cual será el partícipe de ese proceso alquímico llamado destilación. Éste se llevará a cabo de forma ancestral en ollas de barro y… finalmente el rito se consumará en el mezcal.

El maguey que traza esta historia puede tardar en madurar hasta 30 años. Vive en los montes, laderas y barrancos. Puede tener varios nombres: Tequilana, Cupreatta, Papalotl, Arroqueño, Lechugilla, Sierra Negra,  Coyote, Sirial, Tobasiche, Tepeztate, Madrecuishe,  Lumbre, Tobalá, Espadín, entre otros. También, el néctar obtenido es nombrado de distintas maneras por los pueblos que lo producen: Mezcal, Tequila, Sotol, Bacanora, Sisal, y más.

Su forma de producción puede ser a través de varios métodos; además de producirse bajo el método Ancestral, como está comentado al inicio, hay otros dos; cuanto se usa la cocción en horno de mampostería, se extrae el jugo usando el trapiche de un molino de piedra y jalado por un burro o un tractor y se destila en alambiques de cobre, se le llama método Artesanal. Si los procesos de cocción, molienda y destilación son  totalmente automatizados, se le catalogará como método Industrial.


MUY NUESTRO

Como mexicanos somos verdaderamente afortunados al tener una planta tan mágica como el maguey la cual ha derramado su miel por innumerables culturas alrededor de nuestro país.

De alma silvestre y forma imponente, se ha transformado en varios elementos para regalarse al hombre como: aguamiel, pulque, mezcal, jarabes, fibras, papel, tejas, vigas, clavos, agujas, cercas, tambores, instrumentos musicales (quiotes), martillos, tijeras, cestos, tenazas y cuchillos.

Los  antiguos  mexicanos lo dejaron expresado así en sus  Huehuetlatolli "(la antigua palabra", conjunto de discursos para la enseñanza de niños y jóvenes), la importancia de los magueyes en su vida (León-Portilla, 1991): 

Ten cuidado de las cosas de la tierra.

Haz algo, corta leña, labra la tierra, planta nopales, planta magueyes.

Tendrás qué beber, qué comer, qué vestir.

Con eso estarás en pie, serás verdadero, con eso andarás.

Con eso se hablará  de ti, se te alabará, con eso te darás a conocer.


MÁS ALLÁ DE LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN

Para producir la bebida del mezcal se tienen registradas hasta hoy 42  especies, siete subespecies y siete variedades de maguey. Su producción se derrama en 24 estados y es nombrado hasta en 259 formas.

Esta bebida hunde sus raíces en nuestra génesis como nación. Forma parte del patrimonio bio-cultural de todos aquellos pueblos que la han sabido mantener orgullosamente en pie al cabo de los milenios. Por tal motivo es necesario nos olvidemos de denominaciones de origen al momento de consumir este producto.

La D.O. mezcal sólo contempla 9 estados, dejando fuera de ésta a más de la mitad de regiones que le producen y le consumen de forma ritual, acompañándoles en sus festividades más importantes.

Te invitamos a conseguirlo lo más directamente posible en las poblaciones en dónde se produce, comprarlo al precio que te lo ofrecen, dile como ellos le nombran, pues la D. O. no te evitará disfrutar de esta exquisita bebida; no te dejes llevar por la mercadotecnia. Se meticuloso con las transnacionales y busca el comercio justo.

Adquiere mezcales logrados a través del método Ancestral y sin ningún tipo de gusano, pues este elimina las notas más delicadas. Disfrútalo con amigos y bébelo con calma, en sorbos pequeños. Es una delicada bebida, fruto de la tierra y producida en contacto con materiales naturales. Goza de su potente sabor y sutiles aromas a cítricos, frutos secos, tierra mojada, herbales, picantes, flores silvestres, y más, dependiendo del maguey y del ambiente en dónde éste creció.

No olvides que nuestros antepasados algunas ocasiones le ofrendaban en rituales sagrados por lo que es una bebida sagrada, fruto de nuestra historia y regalo de nuestra tierra.


Lino Yaoyotl & Sommelier ALEXGuerra.